[][1]Es la ciudad más austral del mundo, tan al sur de Argentina que más abajo sólo está la Antártida. Se caracteriza por la belleza de su paisaje, de imponentes montañas vestidas por sus bosques de lengas y ñires hasta la mitad de la falda de la montaña. Más arriba, la roca pelada y coronada por la nieve en las cimas. Entre las montañas, canales y lagos conforman un paisaje espectacular desde el avión. Un entorno singular conocido como La Tierra de Fuego, por el color rojizo de su tierra.
Viajamos hasta Ushuaia a finales de febrero, que es casi el final del verano allí. A pesar de estar cerca del glaciar Martial, no hace tanto frío como esperábamos, pero el tiempo es muy variable durante todo el día, igual llueve o sale el sol. Si no hace viento, hace incluso calor, la gente va en manga corta. Si hace viento, el frío es tremendo, de abrigo.[]4
Subimos al glaciar Martial en telesilla. El glaciar no es gran cosa, y más si vas a visitar la Patagonia, pero las vistas del canal Beagle desde arriba son bellísimas.
También fuimos en catamarán a visitar las pingüineras y los leones marinos en sus pequeñas islas.
La especialidad gastronómica en Ushuaia no es la carne, como en el resto de Argentina, sino los pescados y sobre todo, las centollas. Las preparan de varias maneras y las presentan ya sin caparazón, listas para comer. Del afamado restaurante Tía Elvira nos gustó especialmente el arroz de mariscos. También nos gustó mucho el restaurante María Lola, un poco escondido detrás de la calle San Martín, pero con buenas vistas y comimos unas carnes buenísimas.[][1]
De precios, los hoteles y los restaurantes no son tan baratos como pueden resultar en Buenos Aires, debido a que es una zona muy pequeña que concentra mucho turismo. Sin embargo, la conversión euro-pesos hace que los precios sigan siendo ventajosos.